Ser rechazado después de realizar una entrevista de trabajo es una experiencia desagradable, pero hay que ser positivos. Que no hayamos sido seleccionados por una empresa puede deberse a múltiples motivos, pero siempre debemos tener claro que la oferta para la que seremos el candidato ideal llegará. Además, debemos recordar que en la mayoría de las ocasiones solo es una persona la seleccionada y muchas las que se postulan, por lo que son varias las candidaturas con un perfil interesante que terminan siendo excluidas del proceso de selección. Podemos ser una de ellas. Por eso, lo más importante es tener paciencia.
Ahora bien, que no dramaticemos no significa que no tengamos que examinar en qué hemos fallado. Hay que hacer un esfuerzo y estudiar las respuestas y el lenguaje corporal empleado en la entrevista para no cometer los mismos errores en otras ocasiones. En la misma línea, aunque muchas veces no se logra respuesta, resulta muy interesante contactar con la persona de recursos humanos que nos hizo la entrevista para agradecerle el tiempo que nos ha dedicado y pedirle que nos de feedback de los motivos por los que no hemos sido seleccionados. Esto nos aportará información valiosa de cara a mejorar.
Por otro lado, salvo que nos hayamos postulado a una oferta que dista mucha de nuestra formación, lo más habitual es que todas las debilidades que se hicieron patentes durante la entrevista se puedan corregir. El desconocimiento de un idioma, la falta de destrezas informáticas o los nervios excesivos, por ejemplo, son competencias en las que mejorar solo depende de nosotros. Al mismo tiempo, un ejercicio recomendado por los expertos es realizar entrevistas de prueba con amigos y familiares de cara a familiarizarnos con ellas.
Así pues, con trabajo, constancia y mucha paciencia estarás trabajando muy pronto.